jueves, 2 de mayo de 2013

Por tierras italianas II

Estimados lectores:

Como dijo el viaje fraile: "Decíamos ayer..." y conectaremos con el viaje que dejamos coleando. Nos quedamos en Bolonia, durmiendo junto al aeropuerto. De allí nos dirigimos a Rímini, lugar de veraneo de los aristócratas italianos de finales del S.XIX y principios de siglo. Aún se puede ver alguna villa y un hotel de época junto a la playa. Dimos una vuelta por el casco histórico, rodeado de una muralla, franqueada por una puerta romana y con el puente romano de Tiberio a la salida. En un restaurante tomamos los famosos antipasti de Mari (fríos y calientes), con el típico pescado marinado y las anchoas y sardinas ligeramente rebozadas. El monumento más destacable es el templo Malatestano. Por la tarde nos acercamos a la República de San Marino, cuyo casco antiguo está rodeado de una muralla a gran altura, coronado por el Palacio de la República. La pena es que la densa niebla, impedía ver las vistas que en un día de sol se observan desde allí. Es un país muy turístico, donde en cada portal hay una tienda; por tanto, allí las féminas son felices. A mí, los precios de San Marino, me parecieron muy caros. Por la noche vuelta a Rímini, y a comer pizza, que para eso estamos en Italia.

Al día siguiente, nos dirigimos hacia Peruggia (la región de Umbría), debíamos atravesar las Marcas (con un paisaje montañoso, precioso) Paramos en Urbino, el lugar de nacimiento de Rafael; es una ciudad universitaria con mucho ambiente, donde visitamos el palacio renacentista donde vivían los della Rovere cuyo elemento más destacable es la fachada exterior que da al río. La  parte antigua está formada por edificios de ladrillo rojo, y merece la pena perderse por sus calles. Es una ciudad que merece la pena visitar.

Decidimos comer en Gubbio, pueblo al que pertenecía el famoso lobo que aterrorizaba a los pastores de la zona y que San Francisco apaciguó, según cuenta la leyenda. Este pueblo se encuentra acotado en un cerro y todas sus edificaciones son de piedra. Tiene un teatro romano. Es un pueblo precioso y fuera de las rutas turísticas

Antes de llegar a Peruggia, paramos en Asís, por desgracia, la Basílica estaba cerrada, pero pudimos ver la catedral y pasear por sus calles. Decidimos, que al día siguiente visitaríamos la Basílica.

En Peruggia, cenamos en un taberna típica, donde probamos los quesos de la zona, el famoso Pecorino, y su pasta a la trufa. Visitamos la catedral, la Sala de la Bolsa con sus famosos frescos y el Salón del Pleno del Ayuntamiento con frescos del siglo XIII.

Desandamos lo andado y volvimos a Asís a ver la basílica de San Francisco, tanto el templo superior, como el inferior y el claustro. El lugar estaba infestado de turistas, pero no tan numerosos que nos impidiera admirar los frescos de las diversas capillas. Desde la anteloma se podía ver la Basílica y el llano cubierto por una alfombra verde de hierba

Ya de camino hacia Siena, al atravesar el lago Trasimeno, paramos a comer en Castiglione del lago; un pueblo medieval sobre un cerro, encajado en el lago. Allí se puderon hacer compras baratas (queso pecorino a 4 euros, salami a la trufa a 2 euros, pasta picci a 1,50... ...para todo lo demás master card). Si vais por la Toscana, es recomendable parar en dicho pueblo. Almorzamos en un restaurante llamado Mona Lisa en el centro del pueblo, el mejor restaurante donde comimos en todo el viaje

Finalmente en Siena, vimos el campo de Fiori, la espectacular Catedral.y el Oratorio. Por la tarde del día siguiente, San Gimiano, el pueblo medieval conocido por sus torres (repleto de gente), había colas hasta para comprar un helado. Visitamos Volterra, otro bonito pueblo medieval, famoso por su alabastro. Cenamos en Colle Valle de Esla. Otro pueblo medieval, cercano a Siena, sin apenas gente por la calle, con un aspecto fantasmagórico que me recordaba a algún pasaje de "El castillo de Otranto". Allí comimos el típico "bistec a la fiorentina", un extraordinario bistec de ternera hecho a la brasa, sin una gota de grasa. Es típico de la Toscana. Hay que comerlo sin duda.

En Florencia, no pudimos ver la Galleria de los Ufizzi (con grandes colas). Ver un museo con tanta cola no merece la pena; la primera vez que estuve en Florencia, vi la Galleria de los Ufizzi y la de la Academia con poca gente y es totalmente recomendable. En cambio una visita masificada rompe el encanto y la belleza de la contemplación de las obras de artes. La última vez que estuve en Roma, vi la Capilla Sixtina con tanta gente que no podíamos mirar a los lados, toda la gente hablando... ...no mereció la pena. La primera vez que estuve en Roma, entré tres veces a la Capilla Sixtina (la tenía para mí) y pude contemplar mi escultura favorita: Laooconte y sus hijos", cosa que fue imposible la última vez, que sólo pudo ver: "Cogoote y sus cuellos".

Así que ví en Florencia, el Palacio Pitti, (antiguo palacio de los Medici y los Saboya), extraordinaria colección pictórica con una salas palaciegas fastuosas, también la Galleria de arte Moderna, con una colección de pinturas y esculturas italianas modernas, que son, para mí gusto, similares en incluso superiores a la francesa. Son desconocidas del gran público, pero para mí han sido una sorpresa y un descubrimiento. totalmente recomendable. Aún quedan muchos museos y palacios por visitar.

Como ya dije, visité la Basilica de la Santa Croce, el Batisterio, la Catedral, el museo nacional, con esculturas de Celllini, Donatello (está el David de Donatello), de Miguel Angel. Pero aún me quedaron visitas pendientes, que se quedarán para la próxima vez.

También visitamos Lucca, con su plaza en forma de anfiteatro, su catedral y la casa donde nació Verdi. Esto fue, fundamentalmente nuestro viaje.

Finalmente, volvimos a Bolonia y de regreso a España.El avión de Iberia, llegó con retraso... ...definitivamente.... ya estábamos en España.

FDO: EXCMO. SR. MARQUES DE CORDOBA.

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