martes, 31 de julio de 2012

Continuación del viaje a Perú

Estimados lectores:

Hablamos días atrás del Machu-Pichu, de Lima y la situación política de Perú. Hoy toca terminar con los otros lugares que visité de Perú. Como podéis comprobar, mis viajes suelen ser de montaña y naturaleza. Por ello, uno de los lugares que visité de Perú fue la cordillera blanca. Para llegar allí, tuve que viajar a Huaraz. Cogimos el autobús en Lima, con dirección a Huaraz. Lima está a nivel del mar y Huaraz a 3.200 metros. La carretera llega a un punto donde alcanza los 4.000 metros de altura, dicen los de allí que es la carretera que alcanza mayor altura del mundo. Yo no me suelo creer eso de es... el más grande, el más profundo. De hecho, en Venezuela, me dijeron lo mismo respecto de una carretera que atraviesa los Andes y sale de Mérida. También decían que el cañón del Colca en Perú era el más profundo de la tierra y estuve en Nepal haciendo la travesía del Kali-Gandaki y me dijeron que también este era el más profundo de la tierra. Por tanto, hay que poner siempre en cuarentena lo del más o lo más... ...suena a paletería internacional. Cuando alguien me dice es el más o lo más, me viene a la cabeza José Luis Moreno.

En el autobús hay que facturar como si fuera un avión, y tiene el cuarto de baño incorporado, ya que no para hasta que llegas a Huaraz (el viaje son 8 horas aproximadamente). En el autobus te sirven la comida y los refrescos, y durante el viaje se celebra un bingo dentro del autobus, cuyo premio es un viaje gratis (no me tocó). Cuando subí, en el autobús había un altar dedicado a la virgen (¿será por los accidentes? ). Al principio, pensé que el hecho de que no parara el autobus se debía a que no se quería perder el tiempo, dado lo largo del viaje; pero, me dijeron que no paraba porque el autobus era asaltado por ladrones. En fin, se aventuraba un viaje tranquilo.

Huaraz es una ciudad a medio construir y que no es bonita, sin embargo es tranquila y no es peligrosa, lo cual en Perú es un punto a favor.Se nota la altura y el dolor de cabeza no desaparece, hay que tomar constantemente infusiones de coca (hay en todos los hoteles). Como en todos los sitios de altura, hay que ir muy despacio, no beber alcohol y beber mucha agua. Hicimos una ruta por los alredores hasta un balneario, no recomendable, ya que parecía la bañera de Torrente.

De allí partimos hacia la cordillera blanca, acampamos en un collado a 4.000 metros de altura. Hubo algunos a los que afectó la altura, no habían estado nunca en altura y se pusieron a correr como locos, a los 10 minutos estaban mareados y no podían respirar, hubo que tranquilizarles. Del collado subimos a la laguna 69, una laguna que está a 4.620 metros de altura. Esta vez con la coca y mi lenta subida no me afectó en absoluto la altura.

Desde allí nos fuimos hacia el glaciar Pastoruri, el glaciar está dentro de una comunidad independiente de los indios Pastoruris, que dicen que se han independizado de Perú, por eso has de pagar a los indios para pasar a esa zona de montaña. El final del glaciar está a 5.400 metros de altura. El glaciar es espectacular, con lagunas interiores y columnas. El guía dijo que era un glaciar poroso y no hacían falta crampones. ¡Falso!, es un glaciar como todos, si váis allí llevar crampones, si no os queréis jugar la vida, como hicimos nosotros por hacer caso al guía. La vista al final del glaciar es espectacular, yo ya había aclimatado y estaba disfrutando de las vistas.

Antes de llegar al glaciar, se pueden observar unas plantas gigantescas las Puyas Raimondis, que crecen a partir de los 4.000 metros de altura. También los indígenas han hecho una serie de canales para dar de beber al ganado con formas similares a las de Nazca.

Esto último me lleva a enlazar con la otra parte del viaje, la turística. Cuando terminamos nuestra estancia en Huaraz fuimos a Lima de nuevo y de ahí a ICA. En Ica, estuvimos en el desierto, en un hotel espectacular que se encontraba en un oasis, allí se podía practicar surf en la arena, lanzándote por las dunas. Desde el citado hotel fuimos a Nazca a sobrevolar las líneas. Yo tengo mi peculiar teoría, aquélla zona es evidente que en un tiempo anterior tenía agua (se ve al sobrevolarla), las líneas no son más que canales que hicieron los indígenas antiguamente para dar de beber al ganado, ya que son parecidos a los que hacen los pastoruris actualmente en una zona  donde todavía hay agua. ¿por qué tienen esa forma? eso, ya no lo sé responder.

Desde los acantilados de Ica y después de tomar langostinos a la plancha en un chiringuito playero, visitamos las Islas Ballestas, islas pobladas de aves, pingüinos y focas. De allí se extrae el guano, un fertilizante para los campos, también se observa un famoso tridente que está esculpido en la roca, que algunos como Iker Jímenez consideran de origen extraterrestre.

Posteriormente, fuimos a Cuzco, donde comienza el camino inca. Cuzco es una ciudad monumental, que me recuerda a Trujillo, con palacetes monumentales, catedral y la Coricancha. Se encuentra a unos 3.800 metros de altura, por eso, las infusiones de coca están a la orden del día. Tiene buenos restaurantes y es una cuidad con mucho ambiente. Allí se pueden ver la ruinas de Oyataitambo, donde una vez al año los peruanos se visten de incas y realizan un espectáculo histórico. Cerca está el valle de Urubamba, donde recomiendo visitar las salinas.

Y para finalizar, nos fuimos a la selva amazónica a un campamento situado en el Río Madre de Dios, afluente del Amazonas. Cogimos un vuelo hasta Puerto Maldonado, la ciudad donde Fitzcarraldo, intentó montar un teatro de opera y llevar a Caruso. En Puerto Maldonado, tomamos una canoa que por el río Madre de Dios nos llevaba al campamento. Como toda ciudad selvática, Puerto Maldonado es horrible. Lo bonito de la selva es la naturaleza, todavía no conozco una ciudad situada en la selva que sea bonita.

El río estaba lleno de caimanes y de hecho, por la noche salimos con una lancha a verlos. El campamento era autosuficiente y todo lo que comíamos y bebíamos procedía de la selva (hasta el agua era tratada del río). Hicimos una ruta de 8 kilómetros por la selva y fue la ruta más dura de las que hicimos, por el calor, la humedad y los mosquitos. Vimos arboles gigantescos, la famosa Ayahuasca (la líana alucinógena que toman los chamanes), troncos que se utilizan como condimento para la sopa. Todo esto nos lo explicaba Apolo, un chamán que nos acompañó.

Por la tarde fuimos a la isla de los monos (una isla habitada sólo por monos) y luego regresamos por la noche al campamento, donde pudimos dormir, a pesar del ruido insoportable de la selva. Allí tuve un encontronazo con un araña venenosa que se metió en el neceser, la encerré dentro y la saqué fuera de la habitación.

Al día siguiente, fuimos otra vez a Puerto Maldonado y tomamos el vuelo a Lima desde donde volvimos a Madrid.

Fue un buen viaje que recomiendo.

FDO: EXCMO. SR. MARQUES DE CORDOBA

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