miércoles, 30 de mayo de 2012

Subida al kilimanjaro II

Estimados lectores:

Continuando con el capítulo que dejé iniciado, terminaré de contar mi ascenso al kilimanjaro. Como ya dije en la puerta Marangu (1.829 m.) arreglamos el tema de los porteadores, los permisos e iniciamos la ascensión. Ese día subimos hasta el refugio Mandara (2700 m). La ascensión ese día va por un camino cómodo, atravesando la selva de montaña. Nos llovió y vimos durante el camino dos tipos de monos: el colobo y el cercopiteco de cara azul. Se observan helechos con troncos gigantes, como recuerdo de un bosque cuaternario. (ese mismo tipo de helecho, lo he visto en las selvas de Costa Rica). Como es un bosque que se halla en altura, no hace mucho calor. Para mí es la jornada más bonita de la ascensión, ya que la vegetación que se atraviesa no tiene nada que ver con la de la gran sábana típica de la zona tanzana.

El refugio no estaba mal, comparado con otros que se pueden ver en otros países y en la propia Europa. Nuestro cocinero, nos hizo una comida y una cena que estaba bastante bien. Por la noche se oían los ruidos de la selva, oyéndose a los monos saltar por los árboles y montando un escándalo formidable.

Al día siguiente subimos hasta el refugio de Horombo a 3.270 metros de altura. Durante el camino los arboles de la selva van desapareciendo y se atraviesa el mar de nubes. Una vez en el refugio ya se ve la cima del kilimanjaro con su glaciar y ya da constantemente la luz del sol, ya que las nubes han quedado debajo. Durante el trayecto, se observan varios conos de volcanes extinguidos; no olvidemos que el kilimanjaro es un antiguo volcán extinguido.

En el Horombo hay varias casetas de refugio, pero a nosotros nos asignan la más grande al ser un grupo numeroso. El cuarto de baño, se encuentra fuera, Es un agujero cubierto con una caseta, los estómagos sensibles abstenerse.

En el refugio hay unas camillas con ruedas, que se utilizan para bajar a los que sufren el mal de altura. Nosotros estuvimos jugando con una, montándonos y haciendo fotos (mal hecho), luego hubo que bajar a un expedicionario en la camilla, por lo que "el presagio" se cumplió.

Al día siguiente subimos hasta el Refugio Kibo a 4.703 metros de altura. Durante el trayecto se ven dos plantas que sólo crecen en altura, los senecios y las lobelias. Su tamaño es gigantesco y asombra dicho tamaño teniendo en cuenta la falta de oxígeno. En Perú, cerca del glaciar Pastoruri hay una planta parecida que se llama la "puya raimondi", también gigante y que crece en altura a 4.000 metros. Y en Venezuela hay un bosque a cuatro mil metros de altura (el bosque de los coloraditos), son árboles parecidos a las encinas que se ven al pasar el primer collado antes de iniciar la ascensión al pico del Toro, pero dichos árboles no se parecen a las tres plantas anteriores  a las que me he referido; sí que son las plantas y árboles que he visto a mayor altura y, que nos habla de la capacidad de los seres vivos de superar las condiciones adversas.

En esta parte del camino, el paisaje es parecido al de las zonas volcánicas de las Islas Canarias y, se nota la altura, va faltando el oxígeno y hay que andar lentamente, aunque el camino no es complicado.

Al llegar al refugio no podía respirar. Es una sensación horrible, como la de estar ahogándose. Me tranquilicé y me dediqué a no moverme y estar tumbado todo el tiempo para no consumir oxígeno. Anteriormente, había subido al Pico del Toro en Venezuela a 4.700 metros y luego, estuve a 5.400 metros en Perú en el glaciar del Pastoruri. No había experimentado el mal de altura hasta que estuve en el Kilimanjaro. El mal de altura es algo que no se ha estudiado lo suficiente, pero cuando te da es terrible, y no depende del  físico de la persona, ni de otras circunstancias. Le puede dar a Paul Hogan y, en cambio, Charlot puede seguir subiendo "tan pancho" sin ningún problema.

El mal de altura te puede ocasionar la muerte, por eso hay que tener cuidado. Yo decidí que descansaría todo el día, tomándome el pulso constantemente y que al día siguiente sólo subiría si me encontraba bien. El mal de altura sólo tiene algo bueno, se cura bajando.

Al día siguiente salíamos a la una de la madrugada hacia la cima, por lo que pudimos descansar escasamente. Debido a la falta de oxígeno (la hipoxia) tuve unas pesadillas horrorosas,soñé que me moría y veía mi entierro como "El estudiante de Salamanca". Pensaba que tenía que bajar de allí y me decía... ¿a dónde voy de noche?. Al final me tranquilicé hasta la hora de despertar.

Por la altura no tienes ganas de comer, ni de beber, pero hay que beber para evitar la deshidratación. Lo mejor es llevar poca comida y muy energética. Yo me llevé mazapan para comer en la cima y aquarius, desde el día de la ascensión, no lo he vuelto a tomar porque le cogí manía. Durante la noche había oído toser a un compañero de una manera muy mala. Al día siguiente, lo bajaron con un edema pulmonar en la camilla con ruedas. Otro compañero se quedó en el refugio porque se encontraba muy mal.

Comenzamos de noche muy despacio. Dos compañeros decicidieron bajarse porque notaban que se le congelaban las manos. Yo iba subiendo sin problemas,´sin náuseas. Debido a que el oxígeno tiene que llegar a los órganos vitales, deja de fluir al estómago y el cuerpo tiende a expulsar lo que hay en éste. Cuando llegué al Gilmans Point a 5.685 metros (es la primera cima, la segunda es el Uhuru peak) y veo el galciar, comienzo a perder la visión. Bajo unos 100 metros y la recupero, vuelvo a subir un poco más allá del Gilmans y la vuelvo a perder. Se me está formando un  trombo, comienzo a bajar hasta el refugio Kibo, allí me encuentro a Jorge Trias Sagnier y me dice que nuestro compañero Linares se lo han bajado con edema. Descanso un poco y bajamos Jorge y yo hasta el Horombo de nuevo. Es decir, nos hicimos 1.000 metros de subida y 2.000 de bajada en un día. Allí nos informan que está en un hospital en el poblado Marangu.  Yo pensaba para mi capote, ¡cómo será el hospital!. Allí en el refugio Horombo esperamos al resto, que fueron bajando escalonadamente.

Al día siguiente, totalmente recuperado bajamos todos hasta la puerta Marangu, allí nos espera Linares que está bien. Pero, no hay ningún hospital en Marangu, se ha quedado en el hotel. Yo le doy Edemox para que vaya expulsando el agua. Los del poblado Marangu, nos hacen unos bailes tribales y cantos. Con eso podemos considerar terminada la ascensión. Nos dan los certificados de haber subido y finalizamos la aventura del kilimanjaro.

Aún nos quedarían tres días antes de tomar el avión a Madrid. Esos días los dedicamos a visitar el ngorongoro , el lago Manyara y a cenar en Arhusa. Pero eso ya se queda para otro día.

FDO: EXCMO. SR. MARQUES DE CORDOBA

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